En el bol de la batidora pon todos los ingredientes juntos menos las pepitas de chocolate, y con el utensilio de amasar, mezcla todos los ingredientes a mínima velocidad.
Sigue amasando a velocidad baja durante diez minutos mínimo.
Pon esta masa en un bol engrasado con un poco de aceite para poder retirarla luego sin problema.
Cubre el bol con papel film o un paño limpio y deja que duplique o triplique su tamaño.
Una vez que ha levado la masa, pásala a una superfice engrasada con un poco de aceite. Pésala y divídela en 20 porciones de igual tamaño.
Forma una bola con cada una de ellas y tápalas con un paño mientras trabajas una por una.
Coje una de las bolas de masa, aplástala y extiéndela con los mismos dedos dejándo una capa fina.
Pon por toda la superficie pepitas de chocolate y cierra la masa llevándola hacia el centro y pinzándola con los dedos, forma una bola nuevamente con las palmas. Ve dejándo las bolas de masa en la bandeja que vayas a meter al horno y provista de papel de hornear. Deja unos centímetros de separación entre las bolas de masa, para que no se toquen cuando se dupliquen el tamaño.
Repite con todas las porciones.
Tapa la masa con papel film enharinando o engrasado para que no se quede pegado y lo retires luego fácilmente.
Una vez que duplican el tamaño, enciende el horno a 180ºC calor arriba y abajo. Mientras calienta, pon mas pepitas de chocolate por la superficie del bollo.
Hornea durante 12-15 minutos, hasta que la superficie esté dorada. Una vez los saques del horno, pásalos a una rejilla para que enfríen completamente.
Una vez fríos, ya están listos para comer. Y ya los puedes guardar en una bolsa de congelar por ejemplo, resguardádolos del aire, y te aguantan varios días en perfecto estado.