En un bol, mezcla 3 yemas de huevo y 30 gr de azúcar.
Tamiza por encima la harina y mezcla. Debe quedar una crema suave y sin grumos.
En una cazuela, por el café, la leche y los 40 gr de azúcar. Pon a calentar la cazuela hasta que hierva, removiendo.
Vierte lentamente sobre la mezcla de yema y harina, removiendo continuamente.
Vuelve a verterlo en la cazuela, pasándolo por un colador. Ponlo al fuego y remueve constantemente. Verás cómo se va espesando. Remueve hasta que la superficie se vea brillante y espeso.
Pasa la mezcla a un recipiente frío, tápalo con film y llévalo al frigorífico una hora. El film debe tocar la preparación.
Una vez que ha enfriado una hora la preparación, sácala del frigorífico y deja que coja temperatura ambiente. Bátela con las varillas hasta que esté suave. Añade la mantequilla, y bate hasta que todo esté bien integrado y consigas una crema suave y lisa.