Tarta de queso y leche condensada, un dulce suave en textura y suave en sabor. Perfecto para los días calurosos. Fácil y rápido de realizar y con muy pocos ingredientes.
El molde que se utiliza en esta receta, es un molde rectangular de 11 cm de ancho y 34 cm de largo.
Tritura muy bien las galletas y añade la mantequilla derretida. Remueve muy bien la mezcla para que se distribuya muy bien la mantequilla.
Pon esta mezcla en el molde, y reparte por el fondo y los lados, de forma igualitaria. Presiona hasta que quede bien compacta toda la mezcla sobre las paredes y fondo del molde. Mete el molde en el frigorífico mientras preparas el relleno.
Preparación de la mezcla
Pon en un baso la gelatina en polvo neutra y añade tres cucharadas de agua, para que se hidrate. Reserva.
En un bol, bate el queso hasta suavizarlo. Añade la leche condensada y la vainilla, bate de nuevo hasta que todo esté muy bien mezclado.
Calienta la gelatina un poco en el microondas hasta que esté líquida. Si la has calentado mucho, espera hasta que esté templada.
Batiendo la mezcla, añade la gelatina en forma de hilo, y mezcla muy bien.
Seguido, pon el resultado en el molde que tenías en el frigorífico. Actúa rápido porque ya se estará cuajando. Alisa la superficie y llévalo al frigorífico durante cuatro horas mínimo.
Una vez que lo vayas a servir, desmolda y pon la tarta donde vayas a servirla. Corta las porciones, y decóralas con las frambuesas y galleta triturada.
Notas
Guarda la tarta en el frigorífico hasta la hora de servir.
Es aconsejable que antes de añadir la gelatina, saques el molde del frigorífico y ponlo cerca. Deberás actuar rápido una vez mezcles la gelatina.
Dependiendo de la marca o clase de gelatina que utilices, la forma de prepararla y la cantidad puede ser distinta. Lee las indicaciones del fabricante y sigue sus instrucciones.