Preparamos el ganache de fruta de la pasión.
Derretimos el chocolate blanco al baño maría.
Ponemos en una cazuela la nata para montar, y la llevamos al fuego, hasta que hierva.
En cuanto empiece a hervir, retiramos la cazuela del fuego, removemos un poco para quitar un poco de calor y no quemar el chocolate blanco.
Incorporamos la nata en el recipiente del chocolate derretido, y añadimos también la pasta de fruta de la pasión.
Con unas varillas manuales, mezclamos hasta conseguir una crema homogénea y brillante.
Tapamos el recipiente con papel film, y lo llevamos al frigorífico hasta que se enfríe.
Mientras preparamos los bizcochos.
Ponemos a precalentar el horno a 175ºC. Y preparamos tres moldes de 15 cm de diámetro, engrasándolo y cubriendo el fondo con papel de hornear.
En un bol, mezclamos la harina, levadura y sal. Reservamos.
En una taza, ponemos la leche, y añadimos el zumo de limón. Reservamos. No lo mezclamos, sólo lo añadimos y lo dejamos.
En un bol grande, ponemos la mantequilla, el aceite y el azúcar. Con la batidora de varillas, mezclamos hasta conseguir una crema homogénea y fina.
Añadimos los huevos uno a uno. Batiendo bien entre cada uno.
Incorporamos el extracto de vainilla batiendo bien.
Con un batidor manual, vamos a incorporar la mezcla de harina y la mezcla de leche. Lo haremos de forma alterna, empezando y terminando con la harina. Lo mezclaremos hasta que todos los ingredientes estén incorporados, sin sobre mezclar.
Repartimos nuestra masa entre los tres moldes y horneamos de 30 a 35 minutos. Para saber que esta en su punto, introducimos en el centro una brocheta, si sale limpia, está horneado.
Sacamos los bizcochos del horno, y los dejamos reposar un poco sobre una rejilla. En cuanto podamos manejarlos sin quemarnos mucho, los desmoldamos, y dejamos que enfríen completamente sobre la rejilla.
Una vez tengamos los bizcochos completamente fríos, cortaremos la parte superior para igualarlos si hace falta.
Comprobamos si la ganeche también está fría. Si es así, es momento de montar la mezcla. Con una batidora eléctrica, montamos la ganache, como si fuese nata para montar, en un principio puede costarnos si está muy fría. Estará montada, cuando veamos que toda la mezcla se ha aclarado y está mucho más manejable.
Ponemos un poco de ganache de fruta de la pasión sobre la bandeja que vamos a utilizar para servir la tarta, y pondremos el primer bizcocho.
Ponemos una porción de ganache, y extendemos con la ayuda de una espátula para dejarla nivelada. Ponemos el segundo bizcocho, y repetimos. Terminamos con el tercer bizcocho, dándole la vuelta, para que quede la parte más lisa arriba.
Cubrimos los laterales con el resto de la crema.
Decoramos como más nos guste.