Ponemos al baño maría, las claras con el azúcar. Removiendo muy a menudo, (para evitar que las claras se puedan cocinar), hasta que el azúcar esté completamente disuelto. Para saber si está disuelto, cogemos con dos dedos un poco de la clara, si notamos los granos de azúcar, lo dejamos un poquito más, hasta que no haya.
Pasamos las claras al bol de la batidora, y batimos a velocidad alta hasta que el bol haya enfriado. A la mitad del batido, cuando esté el merengue formado pero no en estado de pico duro aún, le añadimos el zumo de limón, y seguimos batiendo.
El merengue estará, cuando esté en estado de pico duro (Levantamos las varillas, si se forman picos y guardan su forma.. esa es).
Mientras, ponemos a derretir el chocolate al baño maría, cuando esté casi completamente derretido, apagamos el fuego, pero dejamos el recipiente del chocolate, para, que con el calor restante del agua, termine de derretir y mantenga líquido el chocolate.
Llenamos una manga pastelera provista de una boquilla redonda grande.
Cogemos una galleta, con el lado de chocolate para arriba, y formamos una especie de pirámide.
Apretamos sobre la base, y vamos formando una especie de esfera que llegue hasta casi el borde de la galleta, aflojamos un poco, y formamos otra más pequeña encima. Lo hacemos en todas las galletas.
Pasamos el chocolate derretido a un vaso, lo dejamos enfriar un poquito si está muy caliente.
Cogemos la galleta con el merengue con dos dedos, le damos la vuelta e introducimos el merengue en el chocolate hasta la galleta, lo sacamos y dejamos que escurra un poco. Vamos dejando las galletas bañadas en una bandeja (por el lado de la galleta).
Seguido, adornamos un poco con unas chispitas de chocolate de colores (opcional). Metemos la bandeja unos diez minutos en el frigorífico… y ya están… perfectos para comerlos.