Ponemos a precalentar el horno a 175ºC.
Preparamos el molde, lo engrasamos, ya sea con spray o con mantequilla y harina, y ponemos un papel de hornear en la base. Es importante engrasar el molde bien, tiende a pegarse el bizcocho.
En un cuenco, mezclamos la leche, los huevos y la vainilla.
En el recipiente de la batidora, o en un cuenco grande, ponemos los sólidos, harina, azúcar, levadura y sal. Batimos a velocidad baja para integrarlos.
Añadimos la mantequilla y la mitad de la mezcla de huevos. Mezclamos a baja velocidad, hasta que los ingredientes se hayan humedecido, después, subir la velocidad al máximo durante un minuto.
Bajar la mezcla que esté por las paredes del bol y añadir el resto de la mezcla de los huevos en dos veces, batiendo durante 20 segundos mas o menos. Bajamos la mezcla de las paredes y damos un par de vueltas a la masa con la espátula.
Vertemos la mezcla en el molde ya preparado y alisamos la superficie.
Hornear de 55 a 65 minutos, o hasta que un palillo pinchado en el centro salga limpio. A los 30 minutos más o menos lo cubriremos con papel de aluminio (sin apretar) para que no se dore demasiado.
Para conseguir esa grieta en el centro, cuando haya empezado a formarse, a los 20 minutos aproximadamente, con un cuchillo ligeramente engrasado y bien afilado, marcamos la grieta unos 15 cm por el centro del bizcocho.
Una vez fuera del horno, lo dejamos enfriar sobre una rejilla 10 minutos, luego desmoldamos y lo dejamos enfriar en una rejilla. Para desmoldarlo, pasa por el borde una espátula, o algo parecido, teniendo cuidado de no rallar el molde.
Dejamos enfriar completamente antes de consumirlo.