Lo primero es poner el horno a 190ºC, calor arriba y abajo sin ventilador.
Prepara el molde (de 22 cm), untando el fondo con mantequilla y espolvorea con harina, retira el sobrante sacudiendo el molde bocabajo.
Separa las claras de las yemas.
Monta las claras a máxima potencia, añadiendo una de las partes de azúcar (60 gr) cuando las claras empiecen a dejar marcas. Sigue batiendo hasta que estén brillantes, 1 o 2 minutos más, dependiendo de la batidora que tengas. Reserva.
Bate las yemas junto con el azúcar restante (60 gr) a máxima potencia durante 3 minutos más o menos, tienen que quedar cremosas y pálidas.
Añade las yemas a las claras y mezcla con movimientos envolventes con un batidor manual, o una cuchara de silicona, por ejemplo.
Tamiza la harina por encima, y mezcla con movimientos envolventes hasta que no quede rastro de ella.
Pon la masa en el molde y alísala.
Hornea de 25 a 30 minutos, con calor arriba y abajo, en el primer nivel del horno empezando por abajo.
Una vez horneado, deja que repose 5 minutos fuera del horno. Desmolda el bizcocho, pasando primero un cuchillo por el borde, para despegarlo, y ponlo a enfriar en una rejilla bocabajo para que no le salga ‘panza’.
Una vez que esté frío, lo envuelves con film y dejas que repose 8 horas.