Lo primero que vamos a hacer es el caramelo.
Ponemos en una cazuela el azúcar con el agua y el limón, y lo ponemos a fuego medio.
Removemos un poco para que se moje todo el azúcar, y dejamos que se forme el caramelo, sin remover.
Cuando adquiera el color dorado, lo pasamos al molde o moldes que vayamos a utilizar. Con cuidado de no quemarnos, y sin perder tiempo lo repartimos por toda la superficie rotando e inclinando el molde. Reservamos.
Mezclamos los dos sobres de cuajada con 125 ml de leche, removiendo bien. Reservamos.
En una cazuela, ponemos el resto de los ingredientes, el resto de la leche, la nata, el queso, el café y el azúcar. Calentamos y removemos con unas varillas hasta que todo se disuelva y se mezcle. Llevamos a ebullición.
Una vez que comienza a hervir, lo apartamos del fuego y añadimos la leche con la cuajada. Removemos con las varillas, y lo volvemos a poner al fuego.
Removemos hasta que empiece a hervir, bajamos el fuego y seguimos removiendo durante un minuto.
Apartamos del fuego, y seguimos removiendo durante dos minutos más.
Pasamos esta mezcla al molde que tenemos preparado con el caramelo. Lo dejamos que enfríe un poco a temperatura ambiente, ya que el molde si es metálico, quemará bastante.
Tapamos con papel film, y lo llevamos al frigorífico un mínimo de tres horas. Aunque de un día para otro está mejor.