Batimos la mantequilla hasta que se vuelva crema.
Añadimos el azúcar, y batimos hasta integrarla.
Incorporamos el huevo, la esencia, y la sal. Batimos a baja velocidad para incorporar los ingredientes.
Añadimos la mitad de la harina, y mezclamos a baja velocidad. Incorporamos hasta que veamos que le cuesta un poco incorporarse.
Pasamos la masa a una superficie donde podamos amasarla a mano. Añadimos más harina, de poco en poco y amasamos.
Cuando notemos que va cogiendo la textura adecuada o que ya no queda harina (nunca añadir más de la que hemos pesado), añadimos unas gotas de colorante. Y amasamos hasta que sea del color deseado y completamente uniforme. La dejamos reposar 10 minutos tapada con un paño seco.
Para estirar la masa, primero la aplastamos un poco con las manos. Ponemos unas reglas en los laterales (he utilizado de 3 mm), un papel de hornear por encima de la masa, y con un rodillo la estiramos.
Iremos recortando lo que nos sobre del tapete, para estirarlo luego. Debemos estirarlo bien, dejando una superficie lo más plana posible.
Llevamos la plancha estirada al frigorífico, y la dejamos enfriar dos horas como mínimo.
Ya con la plancha enfriada, cortamos 6 corazones grandes. Y dos de esos corazones, los volvemos a cortar con otro cortador de corazón más pequeño.
La silueta de corazón que nos ha quedado, la superponemos a uno de los corazones grandes. Hacemos que coincidan los bordes de la masa. Repetimos una vez más. Siempre nos debe quedar, un corazón con el relieve exterior, y otro corazón que será la tapa.
Hacemos todos los corazones que nos de la masa ó podemos hacer corazones de distintos tamaños, como queramos.
Para hornearlos, vamos a hacerlo con la técnica de doble horneado.
Precalentamos el horno a 180ºC.
Metemos la bandeja en el horno, sobre los tres minutos, miramos las galletas, si vemos que están húmedas, las dejamos un poco más. Iremos abriendo la puerta y observando cada poco tiempo. Cuando veamos que la superficie no está húmeda las sacamos. Dejamos de 4 a 5 minutos fuera, y volvemos a meterlas 4 o 5 minutos más.
No se deben dorar en ningún momento.
Sacamos la bandeja y la dejamos encima de una rejilla, esperamos que se enfríen. Cuando veamos que apenas estén calientes ya, las sacamos a la rejilla, para que se enfríen por completo.
Preparamos el relleno.
Disolvemos al baño maría, el chocolate negro, junto con la leche condensada y la esencia de fresa (unas gotas). Mezclamos bien.
Con ayuda de una cuchara, cuchillo o similar, rellenamos los corazones que tienen el relieve, con el chocolate que estará casi frío.
Ahora cerramos los corazones.
Disolvemos el chocolate blanco al baño maría. Ponemos este chocolate, por encima de la silueta del corazón, y seguido ponemos el corazón que nos hace de tapa. Pasamos la yema del dedo, por el borde de la galleta ya cerrada, para retirar el chocolate blanco que se ha podido salir, y sellar bien.
Con el chocolate que nos queda, hacemos unas rallitas por encima de la tapa, para decorarlos. Llevamos las galletas al frigorífico para que solidifique el chocolate.
Cuando las saquemos del frigorífico (10 minutos), espolvoreamos purpurina comestible. Listas!