Bate la mantequilla hasta que esté cremosa.
Añade el azúcar impalpable, y mezcla con una espátula de silicona. Puedes hacerlo con la batidora con las varillas, pero el azúcar puede salir volando, y hacerlo así es fácil, ya que sólo queremos mezclar.
Añade la ralladura de limón y la sal. Bate con la batidora con las varillas, hasta que la masa haya blanqueado un poco y esté todo bien mezclado.
Añade dos cucharadas de zumo de limón y bate hasta que esté todo perfectamente mezclado.
Añade la harina en varias tandas, a la vez que la mezclas con la batidora.
Una vez que tengas todos los ingredientes bien mezclados, cubre con film la masa y llévala al frigorífico. Deja que enfríe un mínimo de 30 minutos.
Un vez fría, divide la masa en porciones de 20 gramos. Forma bolas con la masa y ve poniéndolas en una bandeja con papel de hornear en la base.
Aplana un poco las bolas de masa, sólo un poco, para quitar su forma esférica.
Lleva la bandeja al frigorífico mientras se calienta el horno.
Calienta el horno a 175ºC.
Hornea las galletas durante 13-14 minutos, o hasta que las galletas estén ligeramente doradas por los bordes.
Deja las galletas en la bandeja durante unos minutos. Cuando puedas cogerlas sin que se rompan, pásalas a una rejilla para que se terminen de enfriar.