En una galleta ponemos mermelada, la cantidad suficiente para formar una capa un poco gordita.
Ponemos otra galleta encima de la mermelada, y apretamos para que se adhieran, teniendo cuidado de que no se rompan.
Cuando el aceite esté caliente, pero no super caliente porque las podemos quemar, freímos las galletas preparadas. Cuando veamos que el lado que está friendo cambia de color, las damos la vuelta para que se haga el otro lado. Vais a ver como cambian de color, no os las dejéis quemar (que te despistas y pasa.. os lo digo yo :) ).
Una vez fritas, las sacamos intentando escurrir todo el aceite y directas al azúcar y las cubrimos completamente. Las rebozamos bien... y ya están listas.