Debemos empezar picando muy finito los 80 gr del chocolate blond con almendras y avellanas.
En un bol, ponemos el chocolate troceado, con 60 gr del chocolate blond normal, partido en trozos. Reservamos.
Ponemos a calentar la nata, hasta que hierva. Con el primer hervor, la retiramos del fuego, y removemos, para bajar un poco la temperatura.
Bañamos el chocolate que tenemos en el bol con la nata, y dejamos que se caliente durante un minuto. Mezclamos bien, hasta que no quede nada de chocolate sin deshacer y esté bien integrado con la nata. Lo tapamos con papel film, lo llevamos al frigorífico y dejamos que enfríe completamente.
Una vez frío el ganache, empezamos con lo divertido.
Cogemos una de las obleas de helado, y la untamos con el ganache. Debe quedar un capa fina y uniforme. Ponemos otra oblea por encima, y la untamos. Volvemos a repetir, y terminamos con una oblea. Nos deben quedar 4 obleas y tres capas de ganache. Reservamos.
Ponemos a deshacer el resto del chocolate blond, mejor al baño maría, es tan delicado como el chocolate blanco.
Una vez derretido, lo dejamos enfriar tanto como nos sea posible, sin que llegue a solidificar.
Mientras enfría, cogemos uno de los grupos, y lo cortamos en tres partes iguales, con ayuda de un cuchillo de sierra. Repetimos con los otros tres.
Preparamos una rejilla con una bandeja por debajo, para recoger el chocolate que escurra.
Empezamos a bañar cada huesito. Podemos hacerlo introduciendo todo el huesito en el chocolate (nos llevará más chocolate), o podemos ayudarnos de una cuchara e ir poniendo y extendiendo chocolate por todos los lados.
Los vamos dejando en la bandeja, para que escurra el chocolate, y para que se solidifique. Se tiene que endurecer el chocolate a temperatura ambiente.
Si quieres poner algún adorno, este es el momento, para que se pegue al chocolate.
Una vez endurecido, los pintamos un poco, con colorante en polvo color oro.