Separamos la crema de chocolate, 1/4 parte en un bol y teñimos de morado y el resto en otro y teñimos de rosa.
Llenamos una manga pastelera con el tono rosa, y cortamos la punta para que quede un circulo como de medio centímetro.
Cortamos la parte de arriba de los bizcochos, lo que sobresale.
En el recipiente donde vayamos a servir la tarta, ponemos un poco de la mezcla de chocolate (para que no se mueva) y el bizcocho encima.
Con la manga, vamos formando una linea por todo el borde del bizcocho, para formar una barrera, y mantener el relleno dentro. Añadimos el relleno en el interior de la barrera que acabamos de hacer. Repetimos con la siguiente capa. El tercer bizcocho, vamos a darle la vuelta, y poner la base para que quede arriba, así es más perfecta la terminación.
Ponemos crema de chocolate en los laterales, y con ayuda de una espátula la distribuimos hasta formar una fina capa. Llevamos la tarta al frigorífico para que endurezca esta capa. Volveremos a dar una nueva capa, esta más gordita, e intentamos que quede lo más lisa y uniforme posible, ponemos también en la parte superior.
Con ayuda de un pincel, haremos salpicaduras con la pintura color oro, por toda la superficie.
La crema morada que tenemos, también la ponemos en una manga pastelera, y hacemos una abertura mucho menor. Tenemos que formar el nido de la parte superior. Simplemente tenemos hacer un círculo inicial, donde quepan los huevos de chocolate, y luego son vueltas y vueltas, hasta conseguir la altura deseada. Llevamos la tarta al frigorífico, y dejamos que enfríe y endurezca la crema.
Una vez rígida la crema, ya podemos poner los huevos de chocolate y un poquito más de purpurina por encima.