Empezamos escurriendo las rodajas de piña. Retiramos todo el líquido, y ponemos las rodajas encima de papel absorbente.
Dos de las rodajas de piña, las vamos a utilizar para la decoración. Con un cuchillo afilado, sacamos tres rodajas más. Es posible que no salgan enteras, no importa, lo principal es que sean finas.
Ponemos estas rodajas finas en la bandeja del horno, sobre papel de hornear.
Horneamos a 170º C, hasta que se doren los bordes de la piña.
Sacamos, y dejamos enfriar en la bandeja.
Partimos el resto de la piña en trozos pequeños, y los dejamos sobre papel absorbente, hasta que vayamos a utilizarlos.
Preparamos la nata. el bol de la batidora, o en un bol grande, ponemos la nata para montar fría, y empezamos a batir.
Cuando la nata se haya puesto cremosa, añadimos el azúcar cucharada a cucharada, y seguimos batiendo.
En el momento que la nata parece estar montada, con la textura ya definida, bajamos la velocidad y añadimos el queso.
Subimos la velocidad a media alta, poco después veremos cómo las varillas van dejando surcos más pronunciados, y como de color amarillo, es el momento de parar.
Separamos la mitad de la nata montada en un bol, y añadimos la piña que tenemos cortada y reservada.
Mezclamos bien con ayuda de una cuchara de silicona. Se va a bajar bastante la nata, pero es importante que esté bien mezclado. Reservamos en el frigorífico.
La otra mitad de la nata, también la reservamos en el frigorífico.
Montamos el brazo de piña.
Una vez que tenemos el bizcocho frio, lo desenrollamos con cuidado, encima de una superficie plana.
Ponemos parte de la nata montada, en una manga pastelera, provista de la boquilla que nos guste para hacer la decoración, yo he utilizado la 1M de wilton (1/3 más o manos), la suficiente para hacer la decoración superior.
Extendemos la nata montada por toda la superficie del bizcocho, alisándola.
La nata mezclada con la piña, la repartimos por encima de la nata que ya tenemos extendida en el bizcocho. Alisamos con cuidado, para que nos quede una capa uniforme.
Enrollamos con cuidado, empezando por uno de los lados largos. Según vamos enrollando, vamos retirando el papel de hornear, que estará pegado al bizcocho. Una vez enrollado, cortamos los extremos, para quitar la zona fea que nos queda.
Ponemos el pastel en la bandeja donde vayamos a servirlo, y espolvoreamos un poco de azúcar glas con ayuda de un colador, dejando una capa fina.
Hacemos las decoraciones que más nos gusten con la manga pastelera. Yo hice unos pequeños rosetones con la boquilla 1M de wilton.
La piña que tenemos en la bandeja del horno, y que ya estará fría, la vamos despegando del papel, y enrollándola sobre sí misma, formando una flor. Estarán muy flexibles, y será muy fácil. Las vamos poniendo por encima de la nata, y hundiéndolas un poco en ella para que se sujeten.
Ya sólo queda, meter esta delicia en el frigorífico, hasta la hora de servirlo.