Lo primero que tienes que hacer, es lavar muy bien las manzanas. Incluso utilizando un cepillo para retirar toda la cera que ponen (a veces) para dar brillo.
Corta las manzanas en seis trozos. No retires el corazón, que es donde reside la mayor parte de la pectina.
Pon los trozos de manzana en una cazuela y cúbrelos con agua. Cuece a fuego bajo, con la tapa puesta, durante 30 minutos.
Pon los trozos ya cocinados en un colador y deja que escurran (sobre el líquido que ya hay), durante varias horas (4 o 5 horas), o durante toda la noche. No presiones las manzanas, deja que escurran solas.
Pon todo el líquido obtenido a cocer (fuego medio) hasta que se reduzca a la mitad.
Una vez que lo retires del fuego, déjalo enfriar y guárdalo en un bote hermético hasta que lo vayas a utilizar.