Empezamos poniendo a hidratar la gelatina, en un bol pequeño ponemos la leche y la gelatina juntas, removemos un poco, y reservamos.
En una cazuela, ponemos a calentar la nata junto con el azúcar y la vainilla, hasta que de el primer hervor. Bajamos un poco el fuego.
Añadimos la gelatina que teníamos hidratándose junto con la leche. Mezclamos muy bien, hasta comprobar que no queda rastro de gelatina sin diluir. Subimos nuevamente el fuego, y sin dejar de remover, esperamos a que vuelva a hervir.
Retiramos del fuego, y repartimos la mezcla entre los moldes que teníamos preparados.
Esperamos a que enfríen a temperatura ambiente, tapamos con papel film y los llevamos al frigorífico para que reposen unas horas. ¿Cuántas? Hasta que esté bien cuajada la preparación.
Preparamos la salsa de fresas. Lavamos y pelamos las fresas, y las partimos en trocitos pequeños. En una cazuela ponemos las fresas, y el azúcar, y lo cocinamos hasta que estén blanditas, pero que no se deshagan aún. Añadimos la mermelada, la deshacemos con el calor y retiramos del fuego.
Una vez que la panna cotta esté completamente cuajada, la desmoldamos. Pasamos un cuchillo fino, entre la panna cotta y el molde y les damos la vuelta, sobre el plato que les queramos servir. Con la ayuda de la gravedad y unos golpecitos se desmoldaran.
Añadimos la salsa de fresas por encima.. y servimos. :)