Hervimos la leche, con la piel de medio limón, y la piel de media naranja. Dejamos que hierva a fuego bajo durante cuatro o cinco minutos, para que se aromatice. Apagamos y dejamos templar.
En un bol grande, ponemos la harina con la levadura desmenuzada (recuerda no tamizar la harina). Hacemos un hueco en el centro y añadimos, los huevos, la sal, el azúcar, rallamos la otra mitad del limón y de la naranja, y añadimos el agua de azahar al gusto, una o dos cucharadas está bien. También añadimos la masa madre que tenemos reservada, rompiéndola en varios trozos.
Y añadimos la mitad de la leche que está aromatizada, colándola.
Mezclamos todos los ingredientes, y empezamos a amasar, hasta que sea mas o menos compacto. Notareis, si la masa necesita más leche, (depende mucho de la marca de la harina). Se nota en la sequedad de la masa, y tenemos que ir añadiendo poca cantidad a la vez.
Cuando se compacte la masa, la pasamos a la encimera y amasamos un poco más. Añadimos la mantequilla fría a la masa, en trocitos mejor. Y amasamos y amasamos.
Y vamos a ver como la masa empieza como a romperse, y la mantequilla a salir por todas partes… … es lo que debe pasar ? … y seguimos amasando…
Es posible que debemos amasar unos diez minutos, hasta que forme la masa lisa y unida. No os preocupéis, toda esa mantequilla que se escapaba antes, se quedará integrada y la encimera completamente limpia.
Hacemos una bola con la masa, y la ponemos en el bol que hemos utilizado antes (por ejemplo), engrasado previamente con un poquito de aceite. Lo tapamos con un paño, y lo ponemos en un lugar templado (como el horno, como he explicado antes), y fuera de corrientes.
Debemos esperar a que casi triplique su tamaño. Puede tardar de hora y media a tres horas.