Lo primero es poner el horno a 190ºC, calor arriba y abajo sin ventilador.

Prepara el molde (de 22 cm), untando el fondo con mantequilla y espolvorea con harina, retira el sobrante sacudiendo el molde bocabajo.

Separa las claras de las yemas.

Monta las claras a máxima potencia, añadiendo una de las partes de azúcar (60 gr) cuando las claras empiecen a dejar marcas. Sigue batiendo hasta que estén brillantes, 1 o 2 minutos más, dependiendo de la batidora que tengas. Reserva.

Bate las yemas junto a la vainilla y con el azúcar restante (60 gr) a máxima potencia durante 3 minutos más o menos, tienen que quedar cremosas y pálidas.

Añade las yemas a las claras y mezcla con movimientos envolventes con un batidor manual, o una cuchara de silicona, por ejemplo.

Pon la masa en el molde y alísala.

Hornea de 25 a 30 minutos, con calor arriba y abajo, en el primer nivel del horno empezando por abajo.

Una vez horneado, deja que repose 5 minutos fuera del horno. Desmolda el bizcocho, pasando primero un cuchillo por el borde, para despegarlo, y ponlo a enfriar en una rejilla bocabajo para que no le salga ‘panza’.

Una vez que esté frío, lo envuelves con film y dejas que repose 8 horas si tienes tiempo para hacerlo, el sabor será más intenso.

En un cazo pon la yema con la leche y mezcla muy bien.

Ponlo a fuego suave y cuece durante 10 - 15 minutos, removiéndolo todo el rato. Si ves que quiere romper a hervir, apártalo, baja un poco el fuego y sigue cociéndolo. Cuando estes removiéndolo con las varillas, la mezcla va a espumar bastante, hay que remover hasta que se quite esa espuma.

Pasamos esta mezcla a un recipiente, lo tapamos con film transparente y dejamos que se enfrié a temperatura ambiente.

Bate la mantequilla con varillas hasta que se vuelva blanquecina.

Sigue batiendo y ve añadiendo, cucharada a cucharada, la mezcla que hemos enfriado a temperatura ambiente.

Mezcla hasta que esté todo bien integrado.

Ya tienes la crema lista.

Pon en una cazuela todos los ingredientes, y ponlos a fuego medio hasta que hierva, comprueba que se ha derretido todo el azúcar y deja que enfríe.

Una vez que tengas todos los ingredientes a temperatura ambiente, puedes montar la tarta.

Parte el bizcocho en dos mitades, y pon una de ellas (la de abajo) en el plato o soporte donde vayas a servir la tarta. Si pones un poco de la crema de relleno, en el centro del soporte y pones el bizcocho encima, este se pegará, y no se volverá a mover.

Moja el bizcocho por toda la superficie, con ayuda de un pincel de silicona o una cuchara, más o menos la mitad del sirope.

Extiende la mitad de la crema, por toda la superficie del bizcocho, dejándola lo más lisa y uniforme que puedas.

Pon la otra mitad del bizcocho por encima, y humedécelo con el sirope.

Reparte el resto de la crema por la superficie y los lados de la tarta.

Tritura las galletas, y repártelas por el borde de la tarta (o como tú quieras) para decorarla un poco. Ya está, lista para servir.