Un bizcocho esponjoso y jugoso, con un gran sabor a canela y nutella a partes iguales. Gusta a niños y mayores a partes iguales.
Lo conservamos en un recipiente hermético o similar. Lo mejor, en un plato de tarta con campana. Dura dos o tres días en perfecto estado, luego se empieza a resecar. ¿Te gustaría ver alguna receta en especial en el blog? ¡Cuéntamelo!