Vamos a utilizar un molde de 16-18 cm de diámetro, y que sea desmontable.
Partimos las galletas en trozos grandes, y las ponemos en el fondo del molde, cubriéndolo.
Ponemos 80 ml de leche en un vaso, y añadimos la cuajada. Removemos un poco, y reservamos.
En una cazuela, batimos un poco el queso para volverle cremoso. Añadimos la nata, el resto de la leche y el azúcar. Mezclamos hasta integrarlo bien.
Llevamos la cazuela al fuego, (fuego medio), añadimos la leche con la cuajada y sin dejar de remover, esperamos a que hierva.
Al primer hervor, retiramos del fuego, añadimos el praliné de almendras en polvo, y mezclamos rápido. Seguido lo volcamos en el molde preparado, y alisamos la superficie.
Llevamos la tarta al frigorífico durante 5 horas mínimo, aunque mejor de un día para otro.
Cuando vayamos a servirla, adornamos con trocitos de praliné de almendras por encima.